viernes, 11 de noviembre de 2011

Capítulo 7. Los tebeos, La lectura de los niños preinformáticos.

Toda una generación aprendimos leer y a reír con los tebeos de la editorial Bruguera ya desparecida, todos colocados con una pinza de la ropa en una cuerda  en el kiosco de periódicos o en el puesto de cromos y pipas , ordenadamente colocados para que sus coloridas portadas llamasen nuestra atención, había mas tebeos que los que alcanzaba a cubrir nuestra pequeña paga semanal, como no traían noticias frescas como la prensa de los mayores la otra opción era comprarlos atrasados mucho mas baratos, casi regalados comparativamente  a vendedores que se ponían en las puerta del metro como precursores de Top manta o que se ponían a la entrada de las piscinas en verano y por unas pesetas conseguías unos cuantos tebeos, por ejemplo cuatro tebeos por un duro , aquellas plateadas cinco pesetas, lo que te costaba el tebeo de la semana.

He dicho el tebeo, pero era cada tebeo porque había muchos, voy a intentar recordarlos, estaba el pulgarcito de portada de color amarillo, el DDT con la portada de color verde, el Din Dan de color naranja creo, el Tío Vivo con la portada de color azul y con 13 Rue del Percebe de Ibáñez en la contraportada, un bloque de vecinos donde en una página había muchos gags, merece la pena recordarlos, en la planta baja estaba el tendero, siempre sisando o vendiendo mercancía dudosa, en la alcantarilla , debajo de la tapa había un “okupa”, en el portal siempre pasaba algo, en la planta primera  el doctor y sus monstruos, entre ellos un Frankenstein, al lado la pensión con la casera, en la segunda planta la viejecita protectora de animales y el sastre, en la tercera el caco y su mujer y la madre y los niños traviesos y en la buhardilla el moroso y el ratón que hace la vida imposible al gato. Una pagina genial.

En todos estos tebeos habitaban una legión de personajes que tenían una , dos o cuatro paginas, recordemos algunos, Anacleto agente secreto que recordaba al agente 077, protagonista de una serie televisiva de la época, las hermanas Gilda, Leovigilda y Hermenegilda , una con moño y gorda y la otra delgada y más sofisticada, Carpanta que suspiraba por un bocadillo o por un pollo asado, y que dejo para la cultura popular la frase “Tienes más hambre que Carpanta”, el paleto y tozudo Agamenón, Pepe Gotera y Otilio y sus chapuzas a domicilio , Pepe Gotera era el contratista y Otilio el inútil operario, El botones Sacarino que todas sus ocurrencias terminaba sufriéndolas el Presi y pareciendo culpable el Dire , los tres personajes del banco, o el inigualable miope Rompetechos que leía todos los carteles con su subjetiva miopia no acertando nunca, los gemelos Zipi y Zape uno rubio y otro moreno con su padre Don Pantunflo Zapatilla, y los reyes Mortadelo y Filemón , agentes de la TIA donde estaba su jefe , el Súper de superintendente y el profesor Bacterio , el sabio encargado de diseñar los prototipos de la TIA.

Estos dos últimas parejas se independizaron en sus tebeos propios con sus nombres y así en la última época el Mortadelo y el Zipi y Zape eclipsaron a Pulgarcito, DDT, Din Dan y Tío Vivo y por supuesto a otros tres mas antiguos y que no eran de la editorial Bruguera, estos eran el Jaimito, el Pumby y el TBO con la familia Ulises como estrella y los inventos del profesor Franz de Copenague, pero en declive frente a la frescura de Zipi y Zape y Mortadelo.


También había un tebeo solo para chicas que se llamaba Lili y alguna vez caía en nuestras manos masculinas y lo leíamos con gran curiosidad.
Se completaban los tebeos con secciones de cartas de los lectores, viñetas de chistes sueltos y publicidad infantil, y las paginas de los cómics de aventuras como el Corsario de Hierro.

Había otros dos héroes similares al Corsario de Hierro que tenían sus propios álbumes , eran el Jabato y el Capitán Trueno, junto con los álbunes traducidos de Tarzán , Superman y Batman.

Imitándolos apareció la colección OLE! con álbumes monográficos de los principales personajes de Bruguera , que tuvieron su antecesor en los tebeos que se publicaban mensuales y que les ponían el Super delante del nombre, como Supermortadelo o Superpulgarcito.

Toda una industria que nos enseño a leer, reír  y soñar , lo que se han perdido nuestros hijos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario