jueves, 27 de febrero de 2014

Capítulo 1. La peonza, las canicas y las chapas, las herramientas de los niños preinformáticos


Los niños preinformáticos era una subespecie humana que se extinguió a finales del siglo XX, los individuos de esta subespecie evolucionaban de forma natural con el paso de los años, para pasar a formar parte de la subespecie de los adultos preinformáticos, dejando de utilizar sus utensilios habituales, la peonza , las canicas y las chapas los machos y la cuerda de saltar y la goma las hembras.

Pero a finales del siglo XX los últimos niños preinformáticos tuvieron que evolucionar para incorporarse a una nueva subespecie que estaba surgiendo fruto de la evolución, los adultos informáticos, para algunos fue difícil el cambio y como siempre en la naturaleza triunfo el mas fuerte.

Las habilidades adquiridas con sus peonzas, canicas y chapas de nada les sirvieron en este nuevo escenario natural.

De todas formas y como ejercicio antropológico os voy a hablar de aquellas herramientas de los niños preinformáticos.



Cuando llegaba el mes de Abril coincidiendo con la eclosión de la primavera y de un fenómeno protagonizado por miembros de la subespecie de adultos, y conocido como vuelta ciclista a España, los niños preinformáticos se afanaban en la recolección de las chapas , elemento metálico que tapaba las botellas de vidrio de todo tipo de bebidas, y que hacían con estas chapas , pues carreras imitando la vuelta ciclista a España, para lo cual los niños preinformáticos se distribuían en grupos donde normalmente el líder o su segundo utilizando las palmas de las manos empujaba la arena del suelo natural que existía en aquella época y con su mejor saber trazaba un circuito donde se desarrollaba la carrera, la pista debía estar lo mas limpia posible limitada en los laterales por el montón de arena que había desplazado el líder con las palmas de sus manos.



 
Todas las chapas no eran iguales, las mejores eran las de Cinzano, eran mas pequeñas y tenían una superficie mas plana que deslizaba mejor en terreno llano, pero para tomar curvas eran mejor las chapas del tipo mahou, que se podían coger con tres dedos, dos por fuera y uno por dentro para colocándolas en forma vertical conseguir que diesen curvas de 180 grados con solo una baza.
A veces las chapas llevaban en su interior la foto de algún adulto preinformático que tuviese la profesión de ciclista.

También eran utilizadas para, pintando un campo de futbol en el suelo jugar 11 chapas contra 11 chapas, y competir en emocionantes partidos de futbol utilizando un garbanzo como balón y unas pinzas de la ropa como porterias.

Todo esto lo sé, no lo puedo ocultar, porque yo fui uno de los últimos niños preinformáticos, mi padre que también lo fue pero evoluciono posteriormente a adulto preinformático me contaba que los niños preinformáticos de su época incluso forraban las chapas con tela de sabanas viejas y pintaban los colores de los equipos en las telas, y a los porteros les echaban cera de una vela para que pesasen mas.

Cuando empezaba el mes de mayo empezaban a desaparecer las chapas y aparecían la canicas y con ellas los guas, orificio practicado en el terreno por el líder del grupo a modo de cuenco, conocido por gua u hoyo, cada miembro del grupo debía golpear lanzando habilidosamente su canica a la de un contrario, la canica era una pequeña esfera de alrededor de un cm de diámetro de vidrio o de nácar, y en tiempos de mi padre de piedra, después de golpear la canica contraria había que volver a meter la propia en el gua. Algunos lideres tenían la habilidad de hacer estallar las canicas del contrario, dando un impacto magistral ¡Por eso eran lideres!



También coexistía en esa época del año con las canicas , la peonza y el peón, la primera mayor que el segundo y con mas curvas , mas femenina, los dos con cuerpo de madera y una punta metálica , normalmente pintadas a gusto del propietario, la mía estaba “vestida” del Atlético de Madrid , se les enrollaba un cordón largo que tenia en su extremo una moneda con agujero , la de dos reales o 50 céntimos en mi época , y se lanzaba al suelo el peón para hacerle bailar y girar , en ocasiones el juego consistía en al lanzar, sacar a las demás peonzas de un circulo , estas ultimas podían estar bailando o paradas, y aquí también los lideres tenían la habilidad de partir en dos las peonzas contrarias produciendo el lloro como reacción del dueño de la peonza dividida.


Así es como utilizaban los niños preinformáticos sus útiles , las niñas también utilizaban la cuerda de saltar , la goma y unas muñecas que pintaban con piedra de yeso o tiza en el suelo , en los tres casos saltaban y saltaban profiriendo cánticos y hechizos de los cuales eran conocedoras, Algunos niños jugaban también con las niñas, pero en mi caso cuando dejaba los útiles que os he descrito cogía el balón , útil que si paso a las siguientes subespecies de niños informáticos , pero de las niñas no os puedo contar mas , habrá que preguntarlas a ellas.

Capítulo 2. Los indios y los vaqueros, las joyas de los niños preinformáticos.



En el capítulo anterior os presente la historia de los niños preinformáticos y os hable de sus útiles habituales la peonza, las canicas y las chapas, pero todos estos eran los útiles de la temporada de verano.

En la temporada de invierno, cuando las inclemencias del tiempo no permitían el esparcimiento de los niños preinformáticos en plena naturaleza, estos quedaban en sus madrigueras ante la desesperación sobretodo de las adultas preinformáticas.

Pero los niños preinformáticos tenían mucha imaginación y solían tener guardados en un tambor de detergente que le había proporcionado su adulta preinformática, los indios y los vaqueros.




Qué eran los indios y los vaqueros, pues voy a intentar definirlo, eran unas figuritas de plástico pequeñas de cuatro o cinco dedos de altura, que recibían los niños preinformáticos como recompensa, por ejemplo, de buen comportamiento y no organizar peleas con el resto de miembros de la camada o de camadas vecinas.

Y donde los conseguían, pues en un lugar de devoción de los niños preinformáticos que existía en los mercados, que era donde las adultas preinformáticas conseguían los alimentos de las familias preinformáticas.

Estos mercados estaban divididos en puestos que vendían provisiones de distintas clases y había un puesto, el lugar de culto de los niños preinformáticos, delante del cual se producía la parálisis en el niño preinformático a su paso por él, se trataba de la droguería o cacharrería, entre multitud de jabones, estropajos, escobas y barreños había delante del droguero colocados con insinuante perfección indios, vaqueros y sus caballos.

Entonces, después de la parálisis inicial producida por aquella visión , el niño preinformático establecía su estrategia de caza, consistía inicialmente en un acercamiento a su adulta preinformática a la que la tiraba de la ropa para reclamar su atención a la vez que le decía ¿me lo compras? ¡Me he portado bien! Dependiendo de la reacción ese día de su adulta preinformática, el niño preinformático insistía hasta conseguir su botín o desistía hasta una nueva mejor ocasión.

Debía tener mucho cuidado al interpretar las reacciones de su adulta preinformática porque un error podía no solo costarle el fracaso de la cacería, sino lo que era aún peor ganarse un botín no esperado y menos deseado denominado cachete , que era el cachete, pues tanbien voy a tratar de definirlo, consistía en un movimiento brusco de la mano de la adulta preinfomática que se encontraba con la cara del niño preinformático, la intensidad de este encuentro era variable, podía ir desde quedar señalados los dedos de la adulta preinformática en la cara del niño hasta producir simplemente un daño más moral que físico.

De todas formas los niños preinformáticos tenían cierta habilidad en la cintura para mediante un pequeño juego de está, imitando a unos adultos preinformáticos que tenían la profesión de boxeadores, esquivar el citado cachete.

También los niños preinformáticos más mayores y experimentados, intuían la situación y antes de que se produjese se retiraban unos cuantos metros.

Y cuando todo salía bien que pasaba, pues cuando la adulta preinformática accedía a la petición del niño preinformático, este apoyaba las manos y la barbilla en el mostrador del puesto y tomaba la difícil decisión de elegir el indio o el vaquero que quería, una vez elegido el tendero se lo entregaba a cambio de una o dos pesetas que sacaba la adulta preinformática de su bolsillo.

En algunas ocasiones la decisión no era difícil puesto que el muñequito elegido estaba decidido muchos días antes, después de haberlo visto en repetidas ocasiones, a veces también se producía una sensación de frustración cuando llegado el día de la cacería, el muñeco había desaparecido por haber sido botín de otro niño preinformático que se había adelantado.




Y una vez llegado a la madriguera que hacia el niño preinformático con el botín, pues normalmente se iniciaba con un ritual que incluía el bautizo, con nombres tomados de películas y series en blanco y negro que el niño preinformático veía en la televisión, así lo vaqueros se podían llamar Virginiano, su amigo Trampas. Manolito Montoya, el gran chaparral,…..o simplemente Joe, Billy, Willy, James o Jimmy y si eran indios Jerónimo o Toro sentado por ejemplo, y si eran caballos la estrella era Furia y si eran perros Rin tin tin y Lassie.




También había invitados oriundos como los caballeros blancos de Ajax o incluso las muñecas de las hermanas preinformáticas, estas muñecas eran imitaciones de personas a una escala muy reducida pero mucho mayor en tamaño que los indios y los vaqueros , por lo cual eran ideales para jugar a Gulliver y los liliputienses, historia que los niños preinformáticos veian todas las navidades en la televisión de la época.


Volviendo a nuestros protagonistas, después del bautizo pasaban a ocupar su lugar en el fuerte, recinto generalmente cuadrado, en la mayoría de los casos con cantina, oficina del sheriff y store que con los años descubriría el niño preinformático que era la tienda, en el fuerte se quedaban los vaqueros y fuera quedaban los indios con la misión de atacar el fuerte que también tenía nombre, era frecuente fort apache, fort west y Bonanza, como el rancho de una popular serie de televisión.

A veces la imaginación del niño preinformático hacia que con pinzas de madera de sujetar la ropa su adulta preinformática, construyera un establo para los caballos, un pueblo o un campamento para los indios.

También tenía la opción de tumbar una antigua silla de mimbre y entre los torneados barrotes de madera del respaldo organizar un campamento.

Algunos niños preinformáticos jugaban en las escaleras de los edificios, organizando poblados en cada planta y haciendo las correspondientes conquistas en las plantas de los demás.

Así es como usaban sus queridas joyas los niños preinformáticos.